Hemos llegado finalmente al nervioso momento en que los días se empiezan a tachar. Uno a uno se evaporan en el tiempo anunciando en extraño silencio la pronta llegada de nuestro Pedro. Ya no quedan mas que un puñado de días para conocerlo!!!
El cuerpo pesa, la ansiedad también. Los movimientos se van haciendo más y más torpes, al tiempo que la cabeza y las ideas vuelan a toda velocidad por el espacio de lo desconocido. A ratos todo nos parece superar.. a ratos todo vuelve a la dulce calma. La mejor de las terapias (y la más vertiginosa a la vez), es entrar en la pieza de Pedrito para robar un poco de su presencia invisible. Entre los colores y animalitos que lo esperan, no se respira más que la sensación de que todo estará bien; mirando su ropita diminuta todo miedo se transforma en pura paz..
¿Como será?
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