lunes, 30 de abril de 2007

Erase una vez en Ann Arbor


Finalmente me animo…
O me animan mejor dicho! Los días de gloria embarazada, han sido forzados a reposar, junto con las ideas y proyectos miles de esta cabeza hiperventilada.
Ese día 26 de agosto del año 2004, en que pisamos las tierras del “bienvenido a Mc Donalds” persiguiendo el sueño del doctorado, ni el Gringo ni yo imaginamos que se nos abría completo el mundo a los pies. Al poco andar, ya se hacía evidente que la estadía en el bello Ann Arbor, sería una aventura memorable a cuidar como uno de los grandes tesoros de nuestras memorias. Por? ¿Qué mortal, cuyos bienes más preciados son todos los que no tienen relación alguna con posesiones de ningún tipo, sumergido en este verde arbolado profundo, bañado en ardillas y animalejos graciosos, que además coexiste con gente de mentalidad ancha y respetuosa venida de todas partes del mundo, podría no ser completamente feliz? Bueno, de que los hay los hay, pero es parte de la belleza de vivir en un lugar donde todo puede caber, todo puede pasar, todo se HA de respetar.
Es ahí donde entro yo, sin inglés, sin amigos, sin apellidos, sin historias. Maite, chilena, 26 años, “la esposa”. Un nombre más en la planilla de aplicación. Punto. Entonces, mientras el Gringo daba sus primeros pasos en lo que partió siendo el estudio de las ciencias políticas (a estas alturas, manejo perfecto de las ramas de la estadística innombrables), yo fui viendo con sorpresa como una a una abrían las puertas de lo que hoy, 2 años y medio más tarde, forma parte de una enciclopedia de experiencias y aventuras únicas.
Siendo administradora de empresas, he dedicado mis días al arte de la enseñanza, al teatro, la traducción, la guitarra, la escritura, los negocios, la medicina, y quien sabe…. la cocina tal vez?
El Gringo, más conocido como ‘Señor Lápiz’, Gonzo, Mata o MiRey, no sólo pasó de ‘Señor Lapiz’ a ‘Señor Plumón’ -gracias a los unos que otros 20 kilitos que se puso luego de dejar de fumar- sino que empezó a dejar con la boca abierta a quienes observamos su paso silencioso por este doctorado. Alumno respetado, compañero re querido, estadístico loco, y el mejor amigo de los amigos. Todos y cada uno de los días eternos de estudio y trabajo, han mostrado desde el día uno resultados casi demasiado positivos. Todo todo ha valido la pena.
Y cuando creímos que todo era perfecto, que la vida era generosa y divertida y casi casi nos creímos dueños del mundo, fue en ese mismísimo momento, cuando un palito mojado en fluido ‘vejigal’ nos vino a dar vuelta el mundo otra vez. Una rayita insignificante nos sopló que todavía ni olfateábamos el concepto de la felicidad más absoluta de todas, cuál? (momento de silencio, inhalación profunda, se infla el pecho de paloma hasta topar con la mesa)……
SOMOS DESDE MARZO PAPICHULOS Y ESPERAMOS LA LLEGADA DE NUESTRO ______ PARA DICIEMBRE DE ESTE 2007. Eso por ahora….. sólo escribirlo me obliga a tomar un momento y gozar la sola idea que queda grande, enorme, bella!
Hasta la próxima!